La práctica de inducir, maneja, contener e integrar estados nos ordinarios de consciencia requiere de humildad, templanza y compasión.  Un guía de estas experiencias requiere de años de estudio profundo y un camino personal que involucra la virtud como un motivador de vida.  Solo podemos contener, manejar e integrar aquellos procesos que nosotros conocemos por nuestra propia experiencia.  Los riesgos y complicaciones de este formato terapéutico se exacerban y amplifican cuando la soberbia espiritual invade a la mente y se pierde el camino del corazón.  Inducir estados mediante la respiración, el cambio de temperaturas, la danza, de deprivación sensorial o plantas maestras es una tecnología que debe de conocerse a nivel personal.  La humildad y la responsabilidad de crear vientres compasivos y amorosos para la contención de este trabajo es indispensable ya que de no conseguirse o procurarse una experiencia que potencialmente puede ser transformadora puede terminar siendo devastadora.  La  retraumatización terapéutica es una realidad que necesitamos comprender y mirar cara a cara para poder minimizar los puntos de riesgo para los pacientes y para los facilitadores.

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En este retiro pondremos en práctica lo aprendido durante el Camino Medicina para refinar la responsabilidad, seguridad y potencial sanador de los estados no ordinarios de consciencia.